06 noviembre 2008

La nota roja

"Tal vez matase con ternura, cariñosamente,
porque el homicidio parecía serle tan sensual y
cálido, y la tibieza de la sangre necesaria como
necesario el sobrecogedor poder de
arrebatar la vida".
El luto humano, José Revueltas.


Ramiro dice: Un día ese veneno alcoholico te va a matar, luego me da un beso en la frente y me mira con sus ojos de miel, tendiendome inconciente a su lado.

Ramiro dice: Un día te voy a llevar muy lejos, a una playa escondida, en donde serás mi diosa para adorarte toda la vida, para amarte y hacerte mía. Me sumerge en un mundo lleno de fantasía, todo es felicidad y yo pienso que quiero ir con él, sí, que me lleve a donde quiera.

Ramiro dice: Los negocios van bien, aunque un poco lentos (paga el cine con 100 dlls, la cena con 100 dlls) pero no te apures chaparrita, para tí lo que quieras. Me compra una nieve de chocolate y a mi sus negocios me parecen de lo mejor, nunca tiene hora de trabajo, nunca me niega algo, siempre tiene tiempo para mí.

Ramiro se fue un día, me lo dijo cuando ya no estaba aquí, ahora sus negocios lo hacen viajar mucho. Cuando viene por mí, quiere hacerme el amor y repetirme mil veces que me ama, que por favor lo espere para convertirme en su diosa, yo no sé qué pasa, pero sigo su juego, me siento bien a su lado, aunque sean solo unos días y se vaya de nuevo.

Ramiro va en su troca y tiene miedo, carga una pistola debajo del asiento, dice que me extraña mucho, pero sus asuntos pendientes le impiden volver pronto, casí no duerme, me habla cada dos horas para preguntar cómo estoy, dice que no debo desesperarme, que estará junto a mí cuando menos lo espere.

A Ramiro lo encontraron un día, después de muchos meses de ausencia, estaba en su troca con los vidrios teñidos de rojo, la mirada fija, lleno de hoyos su cuerpo, me lo dijeron por ahí y recordé sus palabras "esto del narco ya no deja...".

No hay comentarios:

Publicar un comentario