
Qué tal... un día te despiertas y notas que ya no sientes igual, entonces crees que aún sigues en letargo, pero en el transcurso de los minutos te das cuenta de la triste realidad, todo ha cambiado, el mundo no es el que solía ser, te ves al espejo, notas un brillo desconocido, no puedes definir si es tristeza, soledad o simplemente indiferencia, suena tu móvil, un mensaje nuevo, la cita a las 230, falta media hora, el tiempo justo para llegar al lugar acordado, sin convicción conduces lento, sin escuchar música, por fin te encuentras en dicho lugar y esperas...
Al estar frente aquella figura humana, tú sigues impasivo, ves aquel rostro, aquella mirada triste y solitaria, entonces entiendes, su mirada trata de reconocerte, pero no te encuentra, sigues perdido, vacío, contemplando aquel ser, quien te mira con ternura y extrañeza a la vez, no logra comprender tu ausencia, tu desencanto, no sientes nada, nada en absoluto, trata de amarte, simplemente te dejas arrastrar por sus sentidos, los tuyos se encuentran sedados, intentas imitar el sentimiento, es inútil, tal vez moriste, moriste de a deveras, tratas de hacer memoria, nada, no hay nada, simplemente es como si no hubiera pasado nada antes de eso, la costumbre te arrastro hacía aquella persona que intenta aprisionarte mientras te le escurres entre los brazos, suspiras, ves el techo, volteas, hay un hoyo en la pared...
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