Detengamonos un rato. No les invito a reflexionar, ni a pensar ni a ninguna de esas cosas cursis que las lecturas intentan hacer con nuestras mentes.
Es solo que en esta ocasión, he tenido un contacto conmigo misma, para darme cuenta de lo fácil que es perderse.
En los últimos tiempos he tenido cierta tendencia a perder, si si !perder¡ con toda la extensión de la palabra.
Primero comenzamos por perder la tranquilidad, después la seguridad, pero nada de eso, hasta al momento, me ha quitado el sueño. Raro ¿no?
Seguía durmiendo y por dormir; perdí (por cursi que suene) el amor, la ilusión, pero no se preocupen no estuvo tan mal, a cambio obtuve diversión, desenfreno, ligues, etc. Nada de lo que hasta ahora me pueda quejar.
Y sin quejarme continuaba, hasta que sucedió algo terrible, perdí mi celular, si leyeron bien !mi celular¡ en MI casa, en MI cocina. ¿Como es posible? No se.
Y sin saberlo me resigne. Pasaron los días y me acostumbre a vivir sin ese pequeño aparato, que pocas veces timbraba, pero que tanto confort producía.
Ya había aprendido a vivir sin el cuando....
me di cuenta q había perdido mi cuaderno, el sitio donde guardo tooooodo. Papeles. Papelitos. Papelotes. Una vida guardad entre sus hojas, y unas hojas perdidas.
¿Ven?
Soy una perdida... digo perdidiza.
Nuevo sitio del blog
-
*A partir del lunes 31 de marzo, ya no se publicarán entradas en este sitio
del blog, aunque se conservarán todos los post publicados desde sus
inici...