Otra bocanada de tus labios que me envenene desde adentro y se devore mi ansiedad; que me asfixie con tus besos...
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Los murmullos silbantes, las parvadas que se mecen en el viento, retozan en las copas de los árboles.
Nos oculta el vaivén de las aves y el estrépito melódico que comparten en sus nidos.
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Extiendo mis brazos, una ráfaga se desliza por mi cuerpo, me recubre un torbellino y me desprende; la lluvia me refresca la piel y el viento se enreda en mis cabellos, se filtra por mi pecho y me revuelve el pensamiento; me eleva y me arrebata para ser un céfiro, un ciclón sobre tu cuerpo.
